Un encuentro con Dios a través de Marcos (2016)

Capítulo 1

(1-45) Hoy iniciamos una nueva aventura al analizar algunos hechos de la vida de Jesús, desde la perspectiva de Marcos. Dicho sea de paso, la mayoría de los expertos coinciden en que éste fue el primero de los 4 evangelios en escribirse. Mientras que Mateo presenta a Jesús como Maestro, Marcos lo presenta como un Jesús de acción. Es por eso que Marcos, aunque es el Evangelio más breve de los 4, registra la mayoría de los milagros de Jesús.

"Bautizaba Juan en el desierto, y predicaba el bautismo de arrepentimiento para perdón de pecados" (ver. 4). Cada uno de nosotros ha sido llamado para colaborar con Cristo. Algunos son llamados a hacerlo en el desierto, otros en la ciudad, pero no importa dónde sea, lo que debe preocuparnos es estar enfocados en la misión.

"Y predicaba, diciendo: Viene tras mí el que es más poderoso que yo, a quien no soy digno de desatar encorvado la correa de su calzado" (ver. 7). Juan el Bautista tenía algo que nosotros debemos tener muy claro. Cada uno de nosotros debe asumir las responsabilidades que Dios le dio y hacer lo mejor que podamos en donde estemos.

¿Te imaginas lo que podríamos hacer si lográramos entender el lenguaje del Espíritu Santo? "Y luego el Espíritu le impulsó al desierto" (ver. 12). Jesús tomaba todas sus decisiones haciendo una consulta permanente con el Espíritu Santo. Qué importante es seguir la agenda de Dios y no la nuestra.

"Y dejando luego sus redes, le siguieron" (ver. 18). Esa es la convicción que se necesita en cada uno de sus discípulos, que estemos dispuestos a seguir a Jesús adonde sea que vaya.

Mientras Jesús visitaba la sinagoga (iglesia), Marcos registra que "había en la sinagoga de ellos un hombre con espíritu inmundo, que dio voces" (ver. 23). Sí, leímos bien. No esperemos ver a puros “santos” en la iglesia. También hay personas con espíritu inmundo que asisten a la iglesia para que el poder de Dios sea manifestado en cada uno de ellos. Es verdad, en ocasiones "sus voces" llegan a incomodar pero no es otra cosa más que una evidencia de que necesitan a Jesús. No los saquemos del templo, permitamos que Dios haga milagros en ellos.

"Y sanó a muchos que estaban enfermos de diversas enfermedades, y echó fuera muchos demonios; y no dejaba hablar a los demonios, porque le conocían" (ver. 34). ¿A cuántas personas sanó Jesús? ¿Alcanzó a sanar a todos los enfermos? Marcos registra que sanó a muchos, pero no a todos. Seguramente no podremos acabar de satisfacer las necesidades de todas las personas, pero el principio es claro: haz todo lo que puedas hacer para ayudar a otros. Utiliza todos los recursos que tengas disponibles, pero antes de entrar en acción hagamos lo que Jesús hacía: "Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba" (ver. 35). Esto nos dará la fuerza que necesitamos para enfrentar cualquier desafío.

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