Un encuentro con Dios a través de Deuteronomio (2019)

Capítulo 1

(1-46) Iniciamos el último libro del Pentateuco, el cual fue escrito por Moisés. Deuteronomio obtiene su nombre del griego "deuteros" que quiere decir “segundo”, y "nomos", que quiere decir “ley”. Moisés habla al pueblo las últimas palabras antes de morir y lo hace antes de que el pueblo entre a poseer la tierra prometida. Ahora lo escucha una nueva generación, los hijos de todos aquellos que se negaron a creer en Dios y quedaron sepultados en el desierto. Es por eso que Moisés aprovecha para repasar la historia en incidentes claves para que esta nueva generación tenga un conocimiento claro de lo que vivieron sus padres. Les relató cuando Dios los envió a tomar la tierra que les había prometido: "Mirad, yo os he entregado la tierra; entrad y poseed la tierra que Jehová juró a vuestros padres Abraham, Isaac y Jacob, que les daría a ellos y a su descendencia después de ellos" (ver. 8). Y la forma en la que se organizaron para hacerlo: "Y tomé a los principales de vuestras tribus, varones sabios y expertos, y los puse por jefes sobre vosotros, jefes de millares, de centenas, de cincuenta y de diez, y gobernadores de vuestras tribus" (ver. 15). Les expuso la reacción de sus padres ante el informe de los espías que enviaron y que habían traído evidencias de lo fructífero de esa tierra por conquistar: "Sin embargo, no quisisteis subir, antes fuisteis rebeldes al mandato de Jehová vuestro Dios; y murmurasteis en vuestras tiendas, diciendo: Porque Jehová nos aborrece, nos ha sacado de tierra de Egipto, para entregarnos en manos del amorreo para destruirnos" (ver. 26-27). A pesar de tantas manifestaciones del poder de Dios en el desierto, el pueblo seguía sin creer en Él. "Y en el desierto has visto que Jehová tu Dios te ha traído, como trae el hombre a su hijo, por todo el camino que habéis andado, hasta llegar a este lugar. Y aun con esto no creísteis a Jehová vuestro Dios" (ver. 31-32). A pesar, también, de que Dios les dijo que no subieran a pelear contra el amorreo: "Y os hablé, y no disteis oído; antes fuisteis rebeldes al mandato de Jehová, y persistiendo con altivez subisteis al monte" (ver. 43). Recordar estos eventos nos debe hacer recapacitar en todas las evidencias que tenemos de que Dios ha estado con nosotros. ¿No nos estará pasando lo mismo que al pueblo de Israel? ¿Será que insistimos en llevar nuestra vida sin tomar en cuenta la voluntad de Dios? No seamos rebeldes a su voz. Dios quiere llevarnos a la Tierra prometida pero necesita que aprendamos a cederle nuestra voluntad. ¿Estaremos dispuestos a morir cada día a nuestro yo para que Él nos dirija?

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